martes, 8 de enero de 2013


 Se va por una causa noble. Se va porque tiene que arreglar su vida así como yo tengo que arreglar la mía.
Siempre me costó entablar lazos, no por falta de sociabilidad, si no por la extinción del entendimiento y de la sinceridad.
Un día la vi en la facultad, teníamos que hacer un trabajo en grupo y justo estaba sentada al lado mío.
La confidencia entre nosotras no se dio de un día para el otro. En el ínterin sólo nos juntábamos a hablar  con el resto de los chicos del grupo y como ambas somos arianas siempre hablábamos de nuestro signo dándoles a ellos un significado extremo.
Un día ella se enamoró de alguien y esa chica fría que había conocido era ahora la imagen misma de la bandera del “Amar te salva”. Amó tanto que llegó a extremos. La entendí muy bien cuando empezó a hablarme de su desamor porque a pesar de ser mas chica que yo ella era el espejo de lo que habían sido mis 21 años.
A partir del desamor, pude contarle toda mi historia (no solo amorosa, si no familiar, amistosa y mis limitaciones para con el mundo). Me sorprendió siempre que coincidiéramos en la visión del mundo. Que por primera vez alguien me comprendiera cuando le hablaba de mis defectos, de lo harta que estoy de la hipocresía en el mundo. Hablamos el mismo lenguaje y con ella sentí esa clase de amistad que no lleva años pero que si llevan historias de vida similares.
En el último tiempo teníamos tanto nivel de bronca que nos juntábamos a charlar y despotricar contra el mundo. Cuando nos calmábamos nos íbamos a tomar unas cervezas y ella no tenía control sobre eso.
Hoy estoy contando todo esto en pasado, hasta hace una semana planeábamos rehacer nuestras vidas volviendo a lo simple. Pero hoy me llegó un mensaje de ella diciéndome que se queda donde nació para tener más contención. Y hace bien. Siempre es necesaria la contención cuando uno pierde el control sobre algo o alguien.
La voy a extrañar. Te voy a extrañar amiga. Por mas que llore mientras escribo esto vos me demostraste que todavía existe gente de “buena madera”, que ama, que siente, que es sincera. Gracias por devolverme la fe en el mundo.


Lo que no me perdono a mi misma es que haya pasado tanto tiempo desde que nací y que las partidas de quienes quiero me sigan afectando.

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